Hasta dentro de la misma
comunidad LGBTTTIAQ (una palabra y un acrónimo de los cuales hablaré luego) también ha habido debate alrededor de la Marcha del Orgullo, y que
tan ofensiva (o no) es la palabra "puto" para cada uno de nosotros.
Dentro de todo esto, me
encuentro que quiero hablar de algo un poco menos concreto. Mucho menos
concreto, en realidad. Quiero hablar de una lesbiana legendaria.
Si no conocen la historia
de los disturbios de Stonewall (y si son L, G, B ó T, deberían), déjenme darles un
resumen a grandes rasgos. En los 60s ya se había comenzado a luchar por la
aceptación de los homosexuales en la sociedad, pero la sociedad estaba muy
acostumbrada a tratar a los homosexuales como mierda y no parecía querer
cambiar. Fue en la madrugada del 28 de junio de 1969 que algo pasó. No fue nada
planeado, sólo fue un momento donde suficientes personas decidieron que ya no
iban a aceptar ser maltratados sólo por ser lo que eran.
La policía de Nueva York
estaba muy acostumbrada a llegar a Stonewall Inn, uno de los pocos lugares
seguros para la gente homosexual, travesti, y transexual, y humillar a los
clientes del lugar. Era rutina: arrestar a los obviamente homosexuales, llevar
a los travestis al baño de mujeres para que una policía verificara su sexo, y
manosear a las pocas lesbianas presentes por el crimen de atreverse a no desear
el cuerpo masculino.
Pero ese día las cosas
no iban tan bien para ellos. El camión que se iba a llevar a los arrestados se
tardó, lo cual hizo que se formara un grupo grande de gente alrededor de ellos.
Los hombres arrestados se burlaban de ellos, actuando de forma exageradamente
afeminada, haciendo que los espectadores se rieran con ellos. Los policías,
enojados, comenzaron a violentar a los hombres y mujeres arrestados. Es aquí
donde entra nuestra lesbiana legendaria.
Esta lesbiana era el
estereotipo de la lesbiana machorra. Tenía una herida en la cabeza donde uno de
los policías la había golpeado. Intentó escapar varias veces, peleando con
hasta cuatro de los policías, gritando insultos como sólo una lesbiana puede.
Nadie sabe quien era. Por esto es legendaria. Más que legendaria: mítica.
Si los
homosexuales tuviéramos mitología, esta mujer sería un Prometeo moderno. En mi
mente esta mujer es una amazona hermana de la Mujer Maravilla. Me la
imagino como una mujer fuerte y sagaz, de las que hablan sin rodeos y no se
dejan hacer menos.
¿Qué hizo esta mujer?
Simplemente volteó al grupo de personas que estaban viendo todo esto suceder y
les gritó: "¿Por qué no hacen algo?"
No es una frase
particularmente inspiradora. Si la imprimiéramos en playeras dudo que se
vendieran muchas. Pero fue la chispa que necesitaba ese grupo de gente para
encenderse. La policía intentó apagar esta flama con violencia, lo cual sólo
hizo que ardiera con más fuerza. Se empezaron a aventar cosas: monedas (para la
"mordida" de los policías), latas de cerveza, zapatos de tacón. Los
policías que pudieron huyeron en los camiones, el resto se escondió,
irónicamente, dentro de Stonewall Inn.
Hay muchas más historias
de estos disturbios que valen la pena contar, pero por ahora me conformo con
que conozcan la historia de la mujer que prendió el fuego.
Después de Stonewall, las
cosas cambiaron más rápido. Eso pasa cuando un grupo deja de pedir sus derechos
y los comienza a exigir. Un año después, en 1970, la primer Marcha del Orgullo
fue celebrada en Nueva York. Grupos activistas aparecieron por todo Estados
Unidos (y luego en México en 1971, pero eso no fue sólo por Stonewall).
Así llegamos a hoy, 28
de junio del 2014, 45 años después. Hemos avanzado mucho pero hay cosas que me
preocupan. Me preocupa el sexismo que hace que la palabra "gay" a
veces no incluya a las lesbianas. Me preocupa el machismo de muchos
homosexuales modernos que creen que valen más que otros por ser
"varoniles". Me preocupa esta idea nociva que se está propagando que
una persona homosexual que se expresa de forma estrafalaria no merece respeto.
Me preocupa que haya personas que quieran deshacerse de la Marcha del Orgullo,
como si los derechos que tenemos hoy en día no fueran motivo de celebración. La
lista continúa.
Pienso mucho en esta
lesbiana legendaria, especialmente cuando se acerca la Marcha de Orgullo. Me
pregunto si había alguien que la recibiera después de que saliera de la cárcel.
Me pregunto si asistió a la primer Marcha del Orgullo de la historia. Pero
sobre todo, cuando me empiezo a preocupar demasiado sobre lo que está pasando,
sobre lo poco que puedo hacer, sobre lo insignificante que soy ante la
enormidad de los prejuicios de la gente; me pregunto lo mismo que ella le
preguntó a la gente de Stonewall ese día: "¿Por qué no haces algo?"
Es una buena pregunta.