viernes, 20 de febrero de 2015

En "pro" de la "familia"

He llegado a un punto donde todas las noticias de políticos, líderes religiosos, y otros seres humanos abogando en contra del matrimonio igualitario ya no me enojan, sólo me frustran. Me frustran porque son los mismos argumentos usados en contra de la comunidad LGBTQA+ desde que empezamos a exigir un trato justo y porque muestran más necedad que inteligencia por parte de quien los dice.

Contra la inteligencia se puede discutir, contra la necedad sólo se puede pelear.

Por ejemplo, el Congreso de Nuevo León se negó a legislar a favor del matrimonio igualitario con la excusa de que "este país es tercer mundista". Me queda la duda de que tan tercer mundistas somos. Obvio no tan tercermundista como otros países donde la homosexualidad aún es un crimen, pero sí lo suficiente para que el Congreso de Nuevo León pueda cómodamente quedarse con sus prejuicios. También, dicen, estamos "en vías de desarrollo" pero por alguna razón este desarrollo no puede incluir dejar atrás la discriminación a parejas del mismo sexo.

También están los líderes religiosos que salen a decir que un comportamiento que aparece en muchas especies de la naturaleza no es natural y los políticos que creen que sus creencias religiosas los excusan de discriminar minorías en un estado laico. Puntos extras a al menos 500 familias de Chihuahua que creen que los prejuicios de la mayoría le deberían poder quitar derechos a una minoría.

Es ridículo, pero para no mostrarse tan ridículos como realmente lo son, toda esta gente ha tomado un manto con un nombre incuestionable: "Pro-Familia". Sólo el más vil y cruel villano de Disney podría declararse "anti-familia". ¿Qué no todos tenemos familia? ¿Con un papá y una mamá casados entre ellos y sus hijos biológicos?

La respuesta a la pregunta anterior es, obviamente, no. Todos tenemos familia (la mía es de lo más tradicional posible) pero no todos nos apegamos al modelo ideal que esta gente defiende. Existen padres divorciados, separados, o que nunca se casaron. Padres y madres solteras, viudos, viudas, y un sin fin de variantes más. Existen los medios hermanos, los hermanos adoptivos, la gente que quieres como si fueran familia aunque no haya ningún parentesco, y más.

El problema con la etiqueta "pro-familia" que se adjudican estas personas y organizaciones, es que da la errónea impresión de querer ayudar a las familias que existen cuando en realidad lo que quieren es apoyar la idea de que sólo hay una manera correcta de formar una familia.

Creer que sólo hay una manera correcta de ser familia es de las ideas más nocivas que existen. Ayuda a que niños y niñas miembros de estas familias se sientan que están haciendo algo mal sólo por recibir amor, apoyo y sustento de una manera que no está "bien" y le da bases a otros niños para burlarse de ellos. Ayuda a que madres y padres solteros sean juzgadas de forma negativa y que crean que necesitan de alguien más para poder dar el amor suficiente y "correcto" a un hijo. Ayuda a que la adopción siga siendo vista como algo inusual y no ideal. Ayuda a que parejas que no pueden tener hijos de forma natural se sientan que valen menos. Básicamente, ayuda a discriminar familias, que es lo menos pro-familia que puede haber.

"El matrimonio debe ser entre hombre y mujer porque es una institución que existe para tener hijos," dicen. Por eso sólo se le dan actas de matrimonio a parejas heterosexuales fértiles que firman una carta al Estado prometiendo tener hijos y se disuelve si pasa demasiado tiempo sin que la mujer de a luz un hijo biológico de su esposo. ¿No, verdad? El matrimonio le da beneficios a la pareja que se casa tengan o no hijos. Estos beneficios han estado fuera del alcance de las parejas homosexuales por mucho tiempo, por eso buscamos tener acceso a ese derecho.

"Un niño merece el amor de un padre y una madre," es otro de los argumentos más usados por gente "pro-familia". Otra idea que no puede ser debatida, pero sí puede ser ampliada. Porque lo que un niño (y cualquier persona de cualquier edad, si a esas vamos) necesita es amor. La situación idónea de un niño es crecer rodeado de personas que lo amen y lo cuiden, y no ayuda a esto que personas adultas le pongan condiciones arbitrarias a las personas que pueden amar y cuidar a un niño.

"Pero hay que proteger a los niños," dirán algunos, porque los niños imaginarios son la última trinchera de los prejuicios. Pero para los niños reales que existen dentro y fuera de los muchos modelos de familia, lo que realmente sería un beneficio sería apoyar a su familia sin importar la estructura de la misma.

Aceptar y apoyar la diversidad de familias en que los niños pueden crecer es parte de proteger a los niños. Un niño que crece entre gente que lo cuida y quiere tiene menos riesgo de ser abusado o maltratado. Puede que la familia "ideal" (heterosexual y biológica) sea "mejor" para un niño (lo dudo, ya que hay muchos factores que se deben tomar cuenta) pero eso no debería evitar que un niño pueda crecer dentro de la mejor familia que pueda tener aunque esta no sea la que la gente "pro-familia" considera "ideal".

Haciendo una investigación para hablar de este tema en mi standup, descubrí el nada gracioso hecho de que no sabemos cuántos niños huérfanos hay en México (pero son más de millón y medio). Ayudar a estos niños no es defender una idea de familia, sino apoyar una infraestructura que se asegure de su salud y cuidados. No estoy hablando ni siquiera de adopción, sólo de la responsabilidad que el estado debería tener ante estos niños y la hipocresía de los políticos que dicen preocuparse por estos niños sólo cuando se trata de legislar en contra del matrimonio igualitario.

"Estás empujando una agenda gay," dirán unos últimos necios. Mi propósito es gozar de los mismos beneficios y derechos que los otros ciudadanos de mi país así como comparto sus responsabilidades. Si buscar la igualdad es una "agenda gay" pues entonces sugiero acusar a la gente que nos opone de empujar una "agenda discriminatoria".

El tema del matrimonio igualitario es un tema sencillo: todos los ciudadanos deberíamos ser libres para gozar de los beneficios del matrimonio con quien sea que queramos. Si las dos personas que se quieren casar son mayores de edad, las creencias de un tercero no deberían poder detenerlo. Lo realmente inmoral es querer usar la moralidad prejuiciada de unos para quitarle derechos a otros. La familia, en todas sus formas, seguirá siendo la base de la sociedad aún después de que las parejas del mismo sexo que quieren casarse puedan hacerlo.

Por eso les pido que la próxima vez que un una persona que sólo apoya un concepto único y limitado de familia diga que es "pro-familia" se rían en su cara de la ridiculez que está diciendo y la inviten a darse cuenta que su lucha por la familia ideal no está ayudando a las familias que realmente existen. 

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